Hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, Europa fue un continente de emigrantes. Decenas de millones de Europeos partieron a las Américas para colonizar, escapar de las hambrunas, las crisis financieras, las guerras o de los totalitarismos europeos y de la persecución a minorías étnicas. Reflexión del presidente de Bolivia, Evo Morales, acerca de la política de inmigración europea.
Hoy, estoy siguiendo con preocupación el proceso de la llamada 'directiva retorno'. El texto, validado el pasado 5 de junio por los ministros del Interior de los 27 países de la Unión Europea, tiene que ser votado el 18 de junio en el Parlamento europeo. Siento que endurece de manera drástica las condiciones de detención y expulsión a los migrantes indocumentados, cualquiera sea su tiempo de permanencia en los países europeos, su situación laboral, sus lazos familiares, su voluntad y sus logros de integración.
A los países de América Latina y Norteamérica llegaron los Europeos, masivamente, sin visas ni condiciones impuestas por las autoridades. Fueron siempre bienvenidos, y lo siguen siendo, en nuestros países del continente americano, que absorbieron entonces la miseria económica europea y sus crisis políticas. Vinieron a nuestro continente a explotar riquezas y a transferirlas a Europa, con un altísimo costo para las poblaciones originales de América. Como en el caso de nuestro Cerro Rico de Potosí y sus fabulosas minas de plata que permitieron dar masa monetaria al continente europeo desde el siglo XVI hasta el XIX. Las personas, los bienes y los derechos de los migrantes europeos siempre fueron respetados.
Hoy, la Unión Europea es el principal destino de los migrantes del mundo lo cual es consecuencia de su positiva imagen de espacio de prosperidad y de libertades públicas. La inmensa mayoría de los migrantes vienen a la UE para contribuir a esta prosperidad, no para aprovecharse de ella. Ocupan los empleos de obras públicas, construcción, en los servicios a la persona y hospitales, que no pueden o no quieren ocupar los Europeos. Contribuyen al dinamismo demográfico del continente europeo, a mantener la relación entre activos e inactivos que vuelve posible sus generosos sistemas de seguridad social y dinamizan el mercado interno y la cohesión social. Los migrantes ofrecen una solución a los problemas demográficos y financieros de la UE.
Para nosotros, nuestros emigrantes representan la ayuda al desarrollo que los Europeos no nos dan - ya que pocos países alcanzan realmente el mínimo objetivo del 0,7% de su PIB en la ayuda al desarrollo. América Latina recibió, en 2006, 68.000 millones de dólares de remesas, o sea más que el total de las inversiones extranjeras en nuestros países. A nivel mundial alcanzan 300.000 millones de dólares, que superan a los 104.000 millones otorgados por concepto de ayuda al desarrollo. Mi propio país, Bolivia, recibió más del 10% del PIB en remesas [1.100 millones de dólares] o un tercio de nuestras exportaciones anuales de gas natural.
Es decir que los flujos de migración son benéficos tanto para los Europeos y de manera marginal para nosotros del Tercer Mundo ya que también perdemos a contingentes que suman millones de nuestra mano de obra calificada, en la que de una manera u otra nuestros Estados, aunque pobres, han invertido recursos humanos y financieros.
Lamentablemente, el proyecto de 'directiva retorno' complica terriblemente esta realidad. Si concebimos que cada Estado o grupo de Estados puede definir sus políticas migratorias en toda soberanía, no podemos aceptar que los derechos fundamentales de las personas sean denegados a nuestros compatriotas y hermanos latinoamericanos. La 'directiva retorno' preve la posibilidad de un encarcelamiento de los migrantes indocumentados hasta 18 meses antes de su expulsión - o 'alejamiento', según el término de la directiva. ¡18 meses ! ¡ Sin juicio ni justicia ! Tal como está hoy el proyecto de texto de la directiva viola claramante los artículos 2, 3, 5, 6, 7, 8 y 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
En particular el artículo 13 de la Declaración reza:
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. 2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Y, lo peor de todo, existe la posibilidad de encarcelar a madres de familia y menores de edad, sin tomar en cuenta su situación familiar o escolar, en estos centros de internamientos donde sabemos ocurren depresiones, huelgas de hambre, suicidios. ¿Cómo podemos aceptar sin reaccionar que sean concentrados en campos compatriotas y hermanos latinoamericanos indocumentados, de los cuales la inmensa mayoría lleva años trabajando e integrándose? ¿De qué lado está hoy el deber de injerencia humanitaria ? ¿Dónde está la 'libertad de circular', la protección contra encarcelamientos arbitrarios?
Paralelamente, la Unión Europea trata de convencer a la Comunidad Andina de las Naciones [Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú] de firmar un 'Acuerdo de Asociación' que incluye en su tercer pilar un Tratado de Libre Comercio, de misma naturaleza y contenido que los que imponen los Estados Unidos. Estamos bajo intensa presión de la Comisión Europea para aceptar condiciones de profunda liberalización para el comercio, los servicios financieros, propiedad intelectual o nuestros servicios públicos. Además a título de la 'protección jurídica' se nos presiona por el proceso de nacionalización del agua, el gas y telecomunicaciones realizados en el Día Mundial de los Trabajadores. Pregunto, en ese caso ¿dónde está la 'seguridad jurídica' para nuestras mujeres, adolescentes, niños y trabajadores que buscan mejores horizontes en Europa?
Promover la libertad de circulación de mercancías y finanzas, mientras en frente vemos encarcelamiento sin juicio para nuestros hermanos que trataron de circular libremente... Eso es negar los fundamentos de la libertad y de los derechos democráticos.
Bajo estas condiciones, de aprobarse esta 'directiva retorno', estaríamos en la imposibilidad ética de profundizar las negociaciones con la Unión Europea, y nos reservamos del derecho de normar con los ciudadanos europeos las mismas obligaciones de visa que nos imponen a los Bolivianos desde el primero de abril de 2007, según el principio diplomático de reciprocidad. No lo hemos ejercido hasta ahora, justamente por esperar buenas señales de la UE.
El mundo, sus continentes, sus océanos y sus polos conocen importantes dificultades globales: el calentamiento global, la contaminación, la desaparición lenta pero segura de recursos energéticos y biodiversidad mientras aumenta el hambre y la pobreza en todos los países, fragilizando nuestras sociedades. Hacer de los migrantes, que sean documentados o no, los chivos expiatorios de estos problemas globales, no es ninguna solución. No corresponde a ninguna realidad. Los problemas de cohesión social que sufre Europa no son culpa de los migrantes, sino el resultado del modelo de desarrollo impuesto por el Norte, que destruye el planeta y desmiembra las sociedades de los hombres.
A nombre del pueblo de Bolivia, de todos mis hermanos del continente y regiones del mundo como el Maghreb y los países de África, hago un llamado a la conciencia de los líderes y diputados europeos, de los pueblos, ciudadanos y activistas de Europa, para que no se apruebe el texto de la 'directiva retorno'. Tal cual la conocemos hoy, es una directiva de la vergüenza. Llamo también a la Unión Europea a elaborar, en los próximos meses, una política migratoria respetuosa de los derechos humanos, que permita mantener este dinamismo provechoso para ambos continentes y que repare de una vez por todas la tremenda deuda histórica, económica y ecológica que tienen los países de Europa con gran parte del Tercer Mundo, que cierre de una vez las venas todavía abiertas de América latina. No pueden fallar hoy en sus 'políticas de integración' como han fracasado con su supuesta 'misión civilizatoria' del tiempo de las colonias.
Reciban todos ustedes, autoridades, europarlamentarios, compañeras y compañeros saludos fraternales desde Bolivia. Y en particular nuestra solidaridad a todos los 'clandestinos'.
Evo Morales Ayma Presidente de la República de Bolivia
09/06/08
EVO MORALES Y LA RONDA DE NEGOCIACIONES DE LA OMC
El comercio internacional puede desempeñar una función de importancia en la promoción del desarrollo económico y el alivio de la pobreza. Reconocemos la necesidad de que todos nuestros pueblos se beneficien del aumento de las oportunidades y los avances del bienestar que genera el sistema multilateral de comercio. La mayoría de los Miembros de la OMC son países en desarrollo. Pretendemos poner sus necesidades e intereses en el centro del Programa de Trabajo adoptado en la presente Declaración. Declaración Ministerial de Doha de la Organización Mundial del Comercio, 14 de noviembre 2001
Con estas palabras comenzó la ronda de negociaciones de la OMC hace siete años. Realmente ¿El desarrollo económico, el alivio de la pobreza, las necesidades de todos nuestros pueblos, el aumento de oportunidades para los países en desarrollo están en el centro de las actuales negociaciones en la OMC?
Lo primero que debo decir es que si fuera así, los 153 países miembros y sobre todo la amplia mayoría de países en desarrollo deberían ser los actores principales de las negociaciones de la OMC. Pero lo que estamos viendo es que un puñado de 35 países son invitados por el Director General a reuniones informales para que avancen sustancialmente en la negociación y preparen los acuerdos de esta “Ronda para el Desarrollo” de la OMC.
Las negociaciones en la OMC se han convertido en una pelea de los países desarrollados para abrir el mercado de los países en desarrollo a favor de sus grandes empresas.
Los subsidios agrícolas del norte, que van principalmente a manos de compañías agroalimentarias de los EE.UU. y de Europa, no solo continuarán sino que se incrementaran como los demuestra la Ley Agrícola o “Farm Bill 2008”[1] de los Estados Unidos. Los países en desarrollo rebajarán los aranceles a sus productos agrícolas mientras los subsidios reales[2] aplicados por los EE.UU. o la UE a sus productos agrícolas no disminuirán.
A nivel de los productos industriales en las negociaciones de la OMC se busca que los países en desarrollo realicen recortes arancelarios de un 40 % a un 60 % mientras los países desarrollados disminuirán en promedio sus aranceles entre el 25% y el 33%.
Para países como Bolivia la erosión de las preferencias arancelarias por la disminución generalizada de aranceles tendrá efectos negativos en la competitividad de nuestras exportaciones.
El reconocimiento de las asimetrías, y el trato especial y diferenciado real y efectivo a favor de los países en desarrollo es limitado y obstaculizado en su implementación por los países desarrollados.
En las negociaciones se empuja a que nuevos sectores de servicios sean liberalizados por los países cuando lo que habría que hacer es excluir definitivamente los servicios básicos de educación, salud, agua, energía y telecomunicaciones del texto del Acuerdo General del Comercio de Servicios de la OMC. Estos servicios son derechos humanos que no pueden ser objeto de negocio privado y de reglas de liberalización que llevan a la privatización.
La desregulación y privatización de los servicios financieros, entre otros, son la causa de la actual crisis financiera mundial. Mayor liberalización de los servicios no traerá mayor desarrollo, sino mayores posibilidades de crisis y especulación en temas vitales como los alimentos.
El régimen de propiedad intelectual establecido por la OMC ha beneficiado sobre todo a las transnacionales que monopolizan las patentes, encareciendo el precio de los medicamentos y otros productos esenciales, incentivando la privatización y mercantilización de la vida misma, como lo prueban las varias patentes sobre plantas, animales e incluso genes humanos.
Los países más pobres serán los principales perdedores. Las proyecciones económicas de un potencial acuerdo de la OMC, efectuadas incluso por el Banco Mundial[3], indican que los costos acumulados por la pérdida de empleos, las restricciones a la definición de políticas nacionales, y la perdida de ingresos aduaneros serán mayores que los “beneficios” de la “Ronda para el Desarrollo”.
Después de siete años, la ronda de la OMC está anclada en el pasado y desactualizada de los fenómenos mas importantes que estamos viviendo: la crisis alimentaria, la crisis energética, el cambio climático y la eliminación de la diversidad cultural. Se está haciendo creer al mundo que se necesita un acuerdo para resolver una agenda mundial y este acuerdo no representa esa realidad. Sus bases no son las adecuadas para resistir esta nueva agenda mundial.
Estudios de la FAO señalan que con las actuales fuerzas de producción agrícola es posible alimentar a 12.000 millones de seres humanos, es decir, casi el doble de la población mundial actual. Sin embargo, hay una crisis alimentaria porque no se produce para el bienestar humano sino en función del mercado, la especulación y rentabilidad de las grandes productoras y comercializadoras de alimentos. Para enfrentar la crisis alimentaria es necesario fortalecer la agricultura familiar, campesina y comunitaria. Los países en desarrollo tenemos que recuperar el derecho de regular[4] nuestras importaciones y exportaciones para garantizar la alimentación de nuestra población.
Tenemos que acabar con el consumismo, el derroche y el lujo. En la parte más pobre del planeta, mueren millones de seres humanos de hambre cada año. En la parte más rica del planeta se gastan millones de dólares para combatir la obesidad. Consumimos en exceso, derrochamos los recursos naturales y producimos la basura que contamina a la Madre Tierra.
Los países debemos priorizar el consumo de lo que producimos localmente. Un producto que recorre la mitad del mundo para llegar a su destino puede ser más barato que otro que se produce nacionalmente, pero, si tomamos en cuenta los costos ambientales del transporte de dicha mercadería, el consumo de energía y la cantidad de emisiones de carbono que genera, entonces podemos llegar a la conclusión de que es más sano para el planeta y la humanidad priorizar el consumo de lo que se produce localmente.
El comercio exterior debe ser un complemento de la producción local. De ninguna manera podemos privilegiar el mercado externo a costa de la producción nacional.
El capitalismo nos quiere uniformizar a todos para volvernos en simples consumidores. Para el Norte hay un sólo modelo de desarrollo, el suyo. Los modelos únicos a nivel económico vienen acompañados de procesos de aculturación generalizada para imponernos una sola cultura, una sola moda, una sola forma de pensar y de ver las cosas. Destruir una cultura, atentar contra la identidad de un pueblo, es el más grave daño que se le puede hacer a la humanidad.
El respeto y la complementariedad pacífica y armónica de las diversas culturas y economías es esencial para salvar al planeta, la humanidad y la vida.
Para que esta sea una ronda de negociaciones efectivamente del desarrollo y anclada en el presente y el futuro de la humanidad y el planeta debería:
• Garantizar la participación de los países en desarrollo en todas las reuniones de la OMC poniendo fin a las reuniones exclusivas de la “sala verde”[5].
• Implementar verdaderas negociaciones asimétricas a favor de los países en desarrollo en las cuales los países desarrollados otorguen concesiones efectivas.
• Respetar los intereses de los países en desarrollo no limitando su capacidad de definición e implementación de políticas nacionales a nivel agrícola, industrial y de servicios.
• Reducir efectivamente las medidas proteccionistas y los subsidios de los países desarrollados.[6]
• Asegurar el derecho de los países en desarrollo a proteger por el tiempo que sea necesario sus industrias nacientes de la misma forma que lo hicieron en el pasado los países industrializados.
• Garantizar el derecho de los países en desarrollo a regular y definir sus políticas en materia de servicios, excluyendo de manera expresa los servicios básicos del Acuerdo General de Comercio de Servicios de la OMC.
• Limitar los monopolios de las grandes empresas sobre la propiedad intelectual, promover la transferencia de tecnología y prohibir el patentamiento de toda forma de vida.
• Garantizar la soberanía alimentaria de los países eliminando cualquier limitación a la capacidad de los Estados a regular las exportaciones e importaciones de alimentos.
• Asumir medidas que contribuyan a limitar el consumismo, el derroche de recursos naturales, la eliminación de gases de efecto invernadero y la generación de basura que daña a la Madre Tierra.
En el siglo XXI, una “Ronda para el desarrollo” ya no puede ser de 'libre comercio', sino que tiene que promover un comercio que contribuya al equilibrio entre los países, las regiones y con la madre naturaleza, estableciendo indicadores que permitan evaluar y corregir las reglas de comercio en función del desarrollo sostenible.
Los gobiernos tenemos una enorme responsabilidad para con nuestros pueblos. Acuerdos como los de la OMC tienen que ser ampliamente conocidos y debatidos por todos los ciudadanos y no solamente por ministros, empresarios y “expertos”. Los pueblos del mundo tenemos que dejar de ser victimas pasivas de estas negociaciones y convertirnos en protagonistas de nuestro presente y futuro.
Evo Morales Ayma Presidente de Bolivia
Notas
[1] El “Farm Bill 2008” fue aprobado el 22 de Mayo por el Congreso de los Estados Unidos. Autoriza a realizar gastos que incluyen subsidios a la agricultura de hasta 307.000 millones de dólares en 5 años. De estos, aproximadamente 208.000 millones de dólares se podrán gastar en programas de alimentación.
[2] El texto actual de agricultura propone rebajar los subsidios de EE.UU. en un rango entre 13 y 16.4 billones de dólares anuales. Sin embargo, los subsidios reales que actualmente aplica los EE.UU. son de aproximadamente 7 billones de dólares anuales. De otra parte, la Unión Europea está ofreciendo en las negociaciones de la OMC la reforma que realizó en el 2003 a su Política Agrícola Común [PAC], sin proponer mayores aperturas.
[3] Los países en desarrollo tienen poco que ganar en la Ronda de Doha: las ganancias proyectadas serán del 0,2 % para dichos países, la reducción de la pobreza mundial será de 2,5 millones [menos del 1 % de los pobres en el mundo] y las perdidas por aranceles no cobrados serán de al menos 63.000 millones de dólares. [Anderson, Martin, and van der Mensbrugghe, “Market and Welfare Implications of Doha Reform Scenarios,” in Agricultural Trade Reform and the Doha Development Agenda, Anderson and Martin, World Bank/ / Back to the Drawing Board: No Basis for Concluding the Doha Round of Negotiations' by Kevin P. Gallagher and Timothy A. Wise, RIS Policy Brief #36
[4] Esta regulación debe incluir el derecho a implementar impuestos a las exportaciones, bajar aranceles para favorecer importaciones, prohibir exportaciones, subsidiar producciones locales, establecer franjas de precios, en fin toda medida que según la realidad de cada país mejor sirva al propósito de garantizar la alimentación de la población.
[5] “Green room meeting” o “reuniones en la sala verde” es el nombre de las reuniones informales de negociación en la OMC en las cuales participan un grupo 35 países elegidos por el Director General.
[6] Un recorte real de los subsidios de los EE.UU. debería ser menor a 7.000 millones de dólares al año. Fuente: http://alainet.org/active/25294
18/07/08
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