En la sociedad del consumismo, la búsqueda desenfrenada del crecimiento hace eco con la voluntad de provocar lo antes posible la sustitución de los bienes que poseemos, incluso si no están obsoletos o fuera de servicio. Así es como la estrategia de obsolescencia organizada quiere obligar a los consumidores a renovar innecesariamente mucho de nuestros objetos y aumentar las ganancias de los propietarios del capital. Pero esta estrategia no habría existido sin el fácil acceso a las materias primas del Sur, las cuales no habrían podido tener precios tan bajos en los países industrializados sin el dúo diabólico formado por las deudas ilegítimas y la corrupción organizada.
El extractivismo es este principio tan difícil de integrar al concepto de “desarrollo sostenible”. La extracción de las materias primas es la base del desarrollo de la sociedad materialista actual, cuyos oligarcas son los grandes beneficiarios. ¿Cómo extraer cada vez más sin agotar los recursos y sin contaminar el medio ambiente? ¿Cómo hacer un productivismo agrícola con fertilizantes y pesticidas químicos sin acabar con la fertilidad del suelo, hasta su agotamiento, y sin vaciar y contaminar los recursos hídricos? Entonces los defensores del extractivismo inventan oxímoros como el “desarrollo sostenible”, el “beneficios eco-compatible”, el “capitalismo moral o verde”, etc. “Es para ocultar esta verdad inevitable que nuestra sociedad multiplica los oxímoros. Es para ocultar a sí misma esta horrible verdad, que su proyecto fundamental es absurdo e insostenible y conduce la humanidad hacia el abismo. “[1]
La expiración artificial ha existido por mucho tiempo. El uso industrial de petróleo a precios bajos ha aumentado drásticamente el poder de la revolución termo-industrial. La mecanización y el taylorismo del trabajo en las líneas de producción hicieron disminuir los precios de venta multiplicando las cantidades producidas con el mismo número de trabajadores. Así, para hacer frente a la sobreproducción, los ciudadanos tenían que comprar continuamente los productos innumerables que salían de las fábricas. Para que cada uno renueve su vestuario o su refrigerador, su coche o su teléfono celular, para que compre más carne y más cereales que lo necesario, hubo que imponer la revolución cultural del consumismo, la que transformó al comprador de los bienes necesarios en un consumidor impulsivo y continuo de mercadería. Lo pasado de moda en el vestir, la fragilidad calculada de dispositivos electrónicos o mecánicos, las fechas de vencimiento cada día más cortas y, sobre todo, la propaganda son la base de la obsolescencia de los objetos y de la renovación infinita del acto de comprar. Y, para que la mayoría participe, los banqueros han sugerido a los individuos el crédito al consumo. Sobre-endeudamiento y sobre-consumo, saqueo y despilfarro de las riquezas del planeta, contaminación y calentamiento global son las consecuencias de la obsolescencia artificial, un principio hoy incompatible con la supervivencia de la humanidad.
El período “caza, pesca y cosecha” se caracteriza por la conservación de los recursos naturales para las siguientes generaciones. Muchas personas creen hoy que la tecnociencia proporcionará a las generaciones futuras formas de reemplazar los recursos naturales y la biodiversidad perdida. Los medios de comunicación, propiedad de la oligarquía industrial, sometidos al poder político cómplice y a los financiamientos publicitarios se ven obligados a participar en la utopía de una comodidad virtual. La realidad es que nuestro destino está en manos de una banda de aprovechadores con fuerte adicción al crecimiento bursátil. Nos hacen creer que el despilfarro del 50% de los alimentos [2], la cantidad de energía en las casas mal aisladas, el petróleo en transporte innecesario, son esenciales para lograr la felicidad mínima universal. Sin embargo, el 20% de los que tienen este lujo de comodidad impide al 80% restante lograrlo. El extractivismo es un mal uso sin precedentes de los recursos naturales, nuestra “propiedad común”. Que el planeta se convierta en un ambiente inviable para sus propios hijos, ni siquiera tocan estos adictos del lucro. El extractivismo comenzó con Cristóbal Colon. Nada escapó a la voracidad de los conquistadores, Europa se ha beneficiado de la labor de decenas de millones de indios y africanos sometidos por la fuerza y convertidos en esclavos. La fortuna de los armadores y comerciantes ayudó a financiar la transición de la economía agraria a la industrial, lo que ha aumentado considerablemente la necesidad de materias primas. El fin de la esclavitud abrió un período de subordinación global a continentes enteros y a sus pueblos: la colonización armada. Sin el extractivismo colonial, no habría sido posible ni el rápido crecimiento del comercio europeo, ni la revolución industrial. Las independencias recuperadas en Asia y África tras la Segunda Guerra Mundial, no detuvieron la conquista. El extractivismo ha sido, por el contrario, acentuado y la subordinación de los pueblos mayor bajo el velo de la independencia. Además de los trucos sucios y de los asesinatos de líderes recalcitrantes, la introducción de la deuda con la organización de la corrupción ayudó a aumentar el flujo de los productos agrícolas, la pesca, la piscicultura, la minería, la energía y los recursos financieros hacia los países ricos del Norte.
La deuda odiosa fue orquestada por el Banco Mundial, a las primeras independencias, a principios de la década de 1960: una deuda que legalmente no tenía que ser reembolsada. La recolonización por la finanzas cobró impulso por causa de los planes de austeridad impuestos por el FMI a los países del Tercer Mundo desde los años 80. Dinero prestado, y en gran medida desviado, se utiliza para extraer materias primas y para transportarlas en forma rápida al mercado mundial. Los países ricos han apoyado los poderes autoritarios y corruptos del Sur, cuando dichos poderes les dejaban las manos libres para sacar los recursos naturales. Este sistema de deuda fue el caballo de Troya del ultra-liberalismo, y más poderoso que los ejércitos coloniales, ha contribuido en gran medida al extractivismo que sustenta todos los sistemas de producción-consumo. En marzo de 2011, “El Consejo Europeo pidió a la Comisión Europea y a los Estados miembros utilizar su programa de ayuda al desarrollo para promover una “diplomacia de materias primas”. Claramente dicho: condicionar la ayuda al desarrollo de los países concernientes a cambio de la supresión de todos los impuestos o restricciones a la exportación de materias primas “[3]. Hoy en día, las revoluciones del norte de África aplastan los tiranos que endeudaron sus países y que han desviado los ingresos de la exportación en colusión con los acreedores del norte. Los pueblos que luchan alcanzarán un cambio duradero para su futuro solo si logran desvirtuar esta lógica básica basada en el extractivismo forzado , la corrupción masiva y el endeudamiento ilegítimo. Así que es en la raíz misma del capitalismo neoliberal donde se debe luchar.
El extractivismo es el combustible de las enormes ganancias de las grandes empresas a través del proceso de elaboración y venta de bienes de consumo masivo. La quinta sociedad mundial, la compañía petrolera Total, no podría distribuir a sus accionistas los beneficios anuales de más de $ 10 mil millones de dólares, superando el PIB de muchos países en desarrollo, si no saquea el petróleo del Congo y de Gabón y el gas birmán mediante el soborno de los dictadores que tiranizan a sus pueblos. Tampoco se molesta en explotar las arenas y pizarras bituminosas en Canadá [4], Madagascar y Francia, estragando los espacios naturales y sin pagar las consecuencias en el medio ambiente y en las personas.
Sin el no pago de los costos sociales y ambientales resultantes de la extracción por las grandes empresas, sin los contratos leoninos con los dictadores, la obsolescencia, el despilfarro y sobretodo el calentamiento global no existirían.
Nicolas Sersiron, vicepresidente del CADTM France
Traducción Michel Carles y Marie-Claire Charo 15/04/2011
1 .... Bertrand Meheust, La política del oxímoro, La Découverte. 2 ... Según el SIWI, la FAO y el IWNI, el 50% de los alimentos producidos es simplemente desechados. El Libro Negro de Agricultura P. 245 3 ... http://www.bastamag.net/article1448.html 4 ... Ver vídeo “Gasland “ en http://www.tagtele.com/videos/voir/63910
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