He querido comenzar con esta reflexión del gran poeta español Antonio Machado, [1875-1939] por que en verdad, cada día que pasa en nuestro país existen menos caminos, no sabemos donde queremos ir ni como desplazarnos y lo más patético, es que si “Nos obligan” a recorrer constantemente y visitar asiduamente lugares sórdidos, silenciosos, impersonales y absolutamente aprovechadores y que nos esquilman como son los bancos, las empresas de telefonía e Internet, las compañías de electricidad y de gas, sin olvidar las tiendas del retail. Estos son los recorridos y caminos obligados de los santiaguinos.
En definitivas, los chilenos ya están acostumbrados a efectuar filas de atención y pasarse largas horas en espera para pagar sus cuentas que son totalmente abusivas, es decir, perdemos tiempo valioso para pagar cuentas desmedidas e injustas. Dicho de otra manera, es como estar varias horas preparando una cena copiosa para invitar a nuestro mayor depredador…
En Santiago de Chile nos pasamos corriendo de un lado para otro y no por placer, sino por obligación, simplemente estamos obligados a correr para no quedarnos atrás en nuestras obligaciones a cancelar hasta el aire que nos intoxica nuestros pulmones y también para que no nos castiguen con intereses abusivos, pero pensamos que llegar primero es un triunfo - Lo importante no es llegar primero, sino saber llegar- Pero muchos no lo entienden así… Y saber llegar se traduce por revelarse y exigir que la situación cambie.
La verdad es que Santiago no es una ciudad para caminar sino para correr, esconderse, olvidar y abstraerse de los que nos rodea, que es la competitividad, individualismo e indiferencia...
Porque no caminamos y tenemos que trotar y correr? Porque esta sociedad está enferma y construida para agobiarnos, esclavizarnos y transformarnos en bovinos. Cuando se corre no se reflexiona, solo se piensa en que tiempo record se efectuará ese trámite o desplazamiento. No caminamos porque el sistema lo impide, lo prohíbe. La gente como no camina, no conoce ni si quiera su barrio, sus callejuelas, sus rincones, no conoce a sus vecinos, nadie se saluda. Reconozcamos también, que caminar actualmente en Santiago resulta peligroso, corremos el riesgo de ser asaltados, golpeados o insultados, pero quien es el responsable de brindarnos seguridad ciudadana? Quien es el responsable que tengamos que vivir encerrados y aislados a merced de los delincuentes?
Que maravilloso resulta caminar y recorrer en calma y a paso cansino parte de nuestra comuna y ciudad, intercambiar pensamientos con un amigo, observar y analizar lo que nos rodea, reflexionar sobre nuestras existencias y tratar de encontrar soluciones para esta ciudad convulsionada que nos obliga a correr desesperadamente, pero no nos dejan caminar.
Pero también existe una nueva forma equivocada de vivir y educar para no caminar, lo que es culpa de nosotros como padres. Mis amigas tienen a los niños encerrados por diversas razones y entre otras por que llueve o hace mucho calor y los niños pasan con otitis, faringitis y todas las enfermedades terminadas en itis…
Más que disfrutar el llegar primeros a la