Los que estuvimos en la calle, no fueron Aylwin, Lagos o Valdés. Es hora de rendirles homenaje a los que se jugaron a riesgo de perder su vida en la dictadura de Pinochet. El único organismo semi-público que se reunía casi en forma clandestina fue el “Grupo de los 24”, con el objeto de crear una nueva Constitución política para el país. Sería interesante en esta hora, en que finalmente hay conciencia que es necesario cambiarla buscar todos los estudios que en esa fecha se hicieron para el cambio constitucional.
La pregunta que surge es, ¿Por qué esa constitución no se implementó al llegar los miembros de ese grupo al poder? ¿Qué o quiénes fueron los que evitaron presentarla al país, a fin de lograr su aprobación? ¿Fueron las negociaciones con el Departamento de Estado y la CIA de EE.UU. que se hicieron con Aylwin, Lagos y Valdés lo que impidió llevarlas a cabo? ¿Dónde están esos estudios constitucionales? ¿Existieron verdaderamente en la magnitud que se rumoreó?
Los hechos concretos de la lucha contra la dictadura están en quienes en un acto de heroísmo muy grande dieron la cara públicamente para enfrentarla.
Pensé, porque en Chile hay mala memoria, que ellos sufrirían un ninguneo histórico, por eso escribí mi libro “El Precio de Sostener un Sueño”. Allí está la verdadera historia, no la de los arribistas que llegaron al poder, escalando por sobre muertos, torturados, exonerados, relegados o exiliados. Escribí ese libro, ya por el año 92 el que finalmente fue publicado en la editorial Lom el año 1995.
Tuve en vista dos objetivos.
El primero que no se disfrazase la historia y el segundo que se supiese lo que se le prometió al pueblo de Chile para sacar a Pinochet y su régimen del poder. La otra razón que surge hoy día es que no deben ser olvidados los nombres de aquellos compatriotas que lo arriesgaron todo y con visión de futuro para construir un país más justo y menos desigual para todos.
El primer y único organismo público que se creó, para enfrentar la dictadura, se llamó “El Proden”, Proyecto Democrático Nacional. Nos demoramos más de dos años en crearlo porque muchos de los héroes de hoy, no se atrevieron a participar, nos dijeron que los partidos políticos habían sido disueltos y que por tanto no podían participar.
Me pregunto: ¿Qué fue de esos grandes hombres de hoy?, ¿Tuvieron miedo?, o bien ¿Se quedaron al calor de los negocios haciendo plata?,
Es una respuesta que, con certeza yo no puedo contestar, pero si se, es que no se jugaron abierta y confrontacionalmente contra la dictadura. Estos han sido los pecados que hoy le duelen a Chile. No se atrevieron llevar a cabo, lo que dijeron que harían, cuando entusiasmaron al país, a la hora undécima, después que muchos habían entregado su vida para obtener la libertad para todos los chilenos.
Quienes fueron realmente los que dieron la cara en esos dramáticos momentos, hay que recordar sus nombres y restituirles el honor en su desesperada y valiente lucha, Diego Portales, un profesor con su escuela en las Condes, Radical y Mason; Engelberto Frías, jefe de del comité de Diputados del Partido Nacional, hombre de derecha, que nunca volvió a sus orígenes, murió como un hombre progresista. Mario Inzunza, Doctor de militancia comunista; el doctor Almeida del MDP. Julio Subercaseaux, abogado, ex Diputado del Partido Conservador; Armando Jaramillo, ex Senador del Partido Nacional, luego de “vuelta a la democracia”, ninguno de ellos se reintegró a la derecha. Siguieron como progresistas. Mario Farías, ex Alcalde Radical de Santiago durante el gobierno de la Unidad Popular y tesorero del diario Fortín Mapocho. Los demócratacristianos, Carlos Dupré, Sergio Paez ex Diputados, Rodolfo Seguel, presidente del comando de trabajadores y más de algún otro que puede olvidárseme, pero ellos fueron el núcleo central para la lucha contra la dictadura y su régimen.
El brazo armado noticioso, fue el diario Fortín Mapocho. Un diario de la Vega, antigua publicación, que nació el año 1947, con el objeto de defender a su club que ascendía a primera división, pero que el cura Lizama, presidente del Club Iberia, los postergó por secretaría. Entre los precios de las cebollas, los rabanitos…participaban en la política. Su dueño militante comunista de apellido Pinto, me lo ofreció para que pudiera defenderme de los ataques de la dictadura. Una generosidad, que no tuvo mi propio partido –, seguramente no participaba de nuestra propuesta de combate. Por tanto, teníamos, aquel pequeño grupo que combatía desde el Fortín Mapocho las calles y el PRODEN, las dos únicas herramientas, que eran necesarias para dar las batallas y recuperar nuestra democracia y por cierto que las utilizamos con fervor, mucho riesgo y generosidad.
En los momentos que vivíamos había miedo, un miedo profundo, visceral, incontrolable a veces; ese fue nuestro caldo de cultivo para actuar.
Nos sobrepusimos cuando fue necesario, cuando los partidos y sus grandes dirigentes, no se atrevían a salir a la calle, desde donde se decidía la verdadera lucha, lejos de las oficinas donde se escondían los que después serían líderes, falsificando la historia.
Fue una época en que pocos se atrevieron a seguir la ruta que señalábamos desde el PRODEN y el Diario Fortín Mapocho. La valiente revista Hoy, con Emilio Phillipe, fue clausurada, la Radio Balmaceda, fui su último Director, fue clausurada y sus equipos destruidos [hasta aserrados con un serrucho], Sólo de una u otra manera, se mantuvo la revista Análisis, con el valeroso Juan Pablo Cárdenas.
Hoy creo un deber escribir este artículo para rendir honor a los que verdaderamente se jugaron, en la calle, en el periodismo, en las juntas de vecinos, en las organizaciones sociales y sindicatos, que logramos integrar dando la cara a la luz pública en el PRODEN. Este se constituyó con alrededor de 200 organizaciones sociales y sindicales, una gran parte de ellas clandestinas, pero que asistían puntualmente a la hora de las convocatorias, de los instructivos que redactábamos para las protestas, ellos fueron los verdaderos actores en la lucha diaria, en la calle y en todo momento contra la dictadura.
No fueron los temerosos políticos tradicionales a quienes hay que atribuirles las batallas que se dieron para sacar al dictador, fueron miles de personas modestas lo que lo hicieron posible, fueron ellos los principales objetivos de la dictadura, para asesinarlos, torturarlos, encarcelarlos o exonerarlos. El único acto público, para ser honesto, de algunos políticos en ese entonces, fue la convocatoria al teatro Caupolicán por los años 80, protestando por la constitución recién aprobada. Su convocatoria por Eduardo Frei, significó el exilio de Renán Fuentealba, Andrés Zaldivar y Jaime Castillo. A mí como siempre me tocó dirigir en la calle, megáfono en mano, las columnas que llegaban desde distintos puntos de Santiago al teatro Caupolicán.
Muy cercano a esos acontecimientos está mi libro “El precio de sostener un sueño”. Los invito a leer o repasar ese libro. Sirve de respaldo para los que estoy señalando hoy. Sirve además como reparación histórica a los que verdaderamente se jugaron con mucho valor en la derrota de la dictadura y su dictador.
Quiero señalar brevemente algunos títulos del índice del libro: “El Golpe de Estado”, “El momento de la Decisión”, “Los Medios de comunicación y el Periodismo en la Dictadura.” “Movimiento Sindical, Congreso Clandestino”, “Figura imprescindible”, “El Proden” “Organización del Movimiento Social”, “Cardenal Silva Henriquez, reminiscencias del pasado.” “Elección en la confederación del cobre y la CTC.” “La Primera Protesta Nacional”. “Formación del Comando Nacional de Trabajadores”. “Reunión en Codegua”, “Pobladores Protagonistas de la Movilización”. “Radios Clandestinas, una forma de comunicación”. “No Hay Primera Sin Segunda”. “Tercera Protesta”. “Cuarta Protesta”. “Jarpa: Comienzos del dialogo. Fracaso del dialogo”. “Retiro de militantes DC. de las organizaciones sociales”, “Viaje a Europa. Reuniones con exiliados”, “Nace el frente Patriótico Manuel Rodriguez”, “Fortín Mapocho, la voz de los sin voz”. “Pecados de la Dictadura, compra del melocotón”. “Atentado Frustrado”. “Descubrimiento de uno de los autores del atentado”.
Estos son algunos de los capítulos de “El Precio de Sostener un Sueño”. Con lo que allí entrego, creo demostrar claramente quienes fueron y cómo actuaron los falsos líderes que se atribuyeron la salida de Pinochet.
Lo repito, desde la calle nos jugamos para hacer imposible la continuidad de la dictadura. Las masivas movilizaciones sociales y el PRODEN tuvieron una participación innegable en ello. Algo que los aprovechadores de siempre nunca podrán ocultar.
Entrevistado a fines de los 80, inmediatamente después del plebiscito señale “Triunfamos, pero los que nunca estuvieron en la calle, arriesgando la vida, se encaramaran en el poder”. Con el apoyo del Departamento de Estado transaron con la dictadura. Los datos, las fotos, los testimonios recogidos en el libro así lo demuestran.
Yo solo estuve agonizando, perdí mi oído izquierdo para siempre, pero otros perdieron la vida. Siento vergüenza, de no haber sido capaz de responderles, aun cuando sigo luchando igual, con consecuencia, por todo a lo que nos comprometimos.
* Ex senador de la República
01/06/2016
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